Adrián Yunes
Cicatrices en mi frente, hendiduras en mi rostro. Me hacen recordar lo que he sentido, con ellas revivo algunos momentos. Líneas que van y vienen, líneas que simulan de todo. Molestias que nunca faltan, más aun cuando se es malhumorado. Algunas sorpresas también ayudaron a la construcción de estos surcos, sorpresas que portaban esa bendita característica de sacudirlo todo, dejando caer solo lo que no nos importa. Sentimientos que no debieron de ser sorpresa, pero que de igual forma me tomaron desprevenido, dejaron su marca y se dispusieron partir, dejando ese asqueroso sabor que todo mundo conoce.
Mis cejas, algo sobresalientes también tienen su historia, en algún momento de mi vida, solo bastaba con una palabra para que se encogieran de miedo al saber que iba a desatar mi ira, ahora ya casi ni les molesta. Dejan que me obstine, y ni señales de vida dan, ya ahora no les molesta que me moleste. Los malos humores tienen otro significado. A veces una cara sin expresión alguna, implica más que una erosionada de emociones. Esos truenos que se dibujaban en mis cejas se han ido, y he tenido que hacer maromas para decirle a la gente como me siento, sin usar mi boca.
Mi boca no habla, ella también dibuja, ondas y semicírculos la rodean, en un pasado dibujaron sonrisas, momentos compartidos con la familia, noches en vela con los amigos, donde cualquier cosa daba risa si estabas con aquellos indicados, alrededor de una botella.
Siluetas que engañaron a muchos, victimas de la hipocresía, gente sin culpa que simplemente no convencía, y que se llevaron de mi solo una muestra prefabricada o molde, usado solo cuando el carácter no daba para mas o simplemente daba igual.
Pero estoy seguro de que trabajaron mas de lo que engañaron, fueron mas los buenos ratos que las amarguras, claro que también fueron mas las risas que provoqué, que las que en realidad me hacían gracia; pero si mi boca lo dibujaba, mis ojos lo apuntaban y mi corazón lo permitía, solo aquellos que en realidad saben quien soy, estaban concientes de que en ese instante jadeaba de la risa por que me convenció de su gracia.
Todavía queda camino por recorrer, siluetas que dibujar en mi rostro, momentos felices que disfrutar, aunque cada vez se vayan haciendo mas escasos y difíciles de disfrutar, creo que siempre existirá una nueva forma de sorprenderme, así sea sorprendiéndome yo mismo.
Quiero cuadricular mi cara, llenarlas de dibujos, hendiduras y de mas. Quiero que la gente por lo menos sospeche como ha sido mi vida, recorriendo las calles y avenidas que guían a ese momento exacto de mi pasado. No quiero hablar de lo que hice, en tal caso quiero que la gente lea lo que fui y que encuentre un espacio en mi rostro para dibujar lo que será.
Mis cejas, algo sobresalientes también tienen su historia, en algún momento de mi vida, solo bastaba con una palabra para que se encogieran de miedo al saber que iba a desatar mi ira, ahora ya casi ni les molesta. Dejan que me obstine, y ni señales de vida dan, ya ahora no les molesta que me moleste. Los malos humores tienen otro significado. A veces una cara sin expresión alguna, implica más que una erosionada de emociones. Esos truenos que se dibujaban en mis cejas se han ido, y he tenido que hacer maromas para decirle a la gente como me siento, sin usar mi boca.
Mi boca no habla, ella también dibuja, ondas y semicírculos la rodean, en un pasado dibujaron sonrisas, momentos compartidos con la familia, noches en vela con los amigos, donde cualquier cosa daba risa si estabas con aquellos indicados, alrededor de una botella.
Siluetas que engañaron a muchos, victimas de la hipocresía, gente sin culpa que simplemente no convencía, y que se llevaron de mi solo una muestra prefabricada o molde, usado solo cuando el carácter no daba para mas o simplemente daba igual.
Pero estoy seguro de que trabajaron mas de lo que engañaron, fueron mas los buenos ratos que las amarguras, claro que también fueron mas las risas que provoqué, que las que en realidad me hacían gracia; pero si mi boca lo dibujaba, mis ojos lo apuntaban y mi corazón lo permitía, solo aquellos que en realidad saben quien soy, estaban concientes de que en ese instante jadeaba de la risa por que me convenció de su gracia.
Todavía queda camino por recorrer, siluetas que dibujar en mi rostro, momentos felices que disfrutar, aunque cada vez se vayan haciendo mas escasos y difíciles de disfrutar, creo que siempre existirá una nueva forma de sorprenderme, así sea sorprendiéndome yo mismo.
Quiero cuadricular mi cara, llenarlas de dibujos, hendiduras y de mas. Quiero que la gente por lo menos sospeche como ha sido mi vida, recorriendo las calles y avenidas que guían a ese momento exacto de mi pasado. No quiero hablar de lo que hice, en tal caso quiero que la gente lea lo que fui y que encuentre un espacio en mi rostro para dibujar lo que será.
2 comentarios:
Lo importante es que en tu rostro siempre se pueda dibujar una sonrisa.
Me encantaron las descripciones que haces, sigue leyendo que es la herramienta numero uno para escribir.
...Haces que imagine lo que escribes y aún si no te conociera podría saber quien eres si te viera por allí.
me gusta el estilo, es bueno más no perfecto...para perfecta yo! jaja...mentira, la perfección aburre.
como le digo a todo el mundo y como te lo recomendó la colega del otro comentario...
Lo mejor para el alma...leer.
lo mejor para el alma...escribir.
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